martedì 30 aprile 2013

CCCB - barcellona video sulla mostra Archivio Bolaño 1973-2003

CCCB Barcellona - 

Materiali video sulla mostra Archio Bolaño, 1977-2003 

 

video all'entrata della mostra




Video di presentazione della mostra Archivio Bolaño 1977-2003


CCCB Barcellona   ---- - - -


 

DIECI ANNI DALLA MORTE DI ROBERTO BOLAÑO - reader's bench

Reader's bench  - aprile 2013

  DIECI ANNI DALLA MORTE DI ROBERTO BOLAÑO



  Il successo postumo è un classico del genere artistico. Una delle tante perversioni umane quella secondo cui i torti inflitti in vita andrebbero risarciti in morte.
Roberto Bolaño a dire la verità era stimato e riconosciuto quale grande scrittore già in vita, perlomeno nell'ambito delle lettere ispaniche e castigliane: scrittore di punta della sua generazione, colto ed elegante narratore in bilico tra più generi e quindi inclassificabile, con quella sua capacità di combinare gli elementi più disparati (storia, giallo, thriller, intrigo psicologico) per poi disperderli al vento come i semi di un soffione.

Che fosse un artista importante, insomma, era già cosa nota. Sarebbe quindi improprio parlare di rivalutazione postuma, meglio fermarsi al fenomeno di costume. A dieci anni dalla morte prematura (un male di quelli gravi al fegato, l'attesa del trapianto, la vita che si spegne così, a cinquant'anni, con tante, troppe storie ancora da scrivere) fioccano iniziative per ricordarlo, convegni, interviste di amici veri e presunti, scrittori che sbucano da ogni dove per dire che loro c'erano, che loro si ricordano, che loro lo sapevano. Ma come fai a prenderli sul serio? In questa retorica post mortem non c'è un grammo del vero Bolaño. Lo so, me ne accorgo, non c'è bisogno del radar.

domenica 28 aprile 2013

2666, Roberto Bolaño e 4 seghe mentali

17 aprile 2013,

2666, Roberto Bolaño e 4 seghe mentali

 

Bolano1
Non mi era mai capitato di leggere qualcosa di simile a 2666 di Roberto Bolaño.
È difficile da spiegare, trattasi di un libro che fa di tutto per non essere ricordabile e alla fine, dopo circa settecento pagine e quattro delle cinque parti di cui è formato il romanzo lette, con duecento-e-qualcosa pagine ancora intonse, avere l'acquolina e divertirsi a tracciare tanto inutili quanto inevitabili supposizioni (seghe mentali) da lettore, tipo queste.
Ci sono due personaggi di Arlt
Nelle prime due parti – la parte dei critici e la parte di Amalfitano – ho avuto come l'impressione di una fuga. Sì, una fuga di personaggi. Come se due caratteri del romanzo – che non vi dirò perché magari ci divertiamo a indovinarli, comunque uno cada parte – avessero sbagliato libro e fossero capitati a sorpresa nelle pagine di Bolaño. Sarebbe troppo facile pensare a un omaggio o, peggio, a un rapimento. No, il fatto è che 2666 assomiglia a una calamita e questo uomo e questa donna, palesemente due personaggi nutriti dalla penna di Roberto Arlt, hanno deciso di nascondersi, aspettare quasi ottant'anni ed entrare spontaneamente in 2666 piuttosto che ne I sette pazzi.
C'è uno che è Bukowski e c'è uno che è Bolaño
In 2666 c'è Bukowski, lo scrittore. Sì, cioè, non è proprio lui, non dice Ciao sono Bukoswki, però si capisce che è un omaggio caratteriale a Chinaski. È un tizio che fa da contorno, nella seconda parte, uno dei personaggi più riusciti dell'intero libro (fino adesso) e lo leggiamo affaticarsi in compagnia dello stesso Bolaño, che pure lui ha deciso di scendere in campo personificando Oscar Amalfitano, un professore di filosofia cileno con trascorsi in Spagna e un futuro in Messico.

2666 2666, Roberto Bolaño e 4 seghe mentali 

Ci sono quattro pagine di Cent'anni di solitudine
Questa è clamorosa. Nella quarta parte, a un certo punto, saltano fuori tre o quattro pagine che sono scritte alla Marquez e che sono scritte alla Cent'anni di solitudine. Succede quando si ripercorre l'albero genealogico di un tizio e, davvero, credo sia inconfutabilmente evidente.
Ci doveva essere l'ipertestualità di Rayuela
Pare che Bolaño intendesse proporre questo 2666 attraverso le cinque parti slegate tra loro, pubblicate indipendenti l'una dalle altre e lasciando alla descrizione del lettore un ordine di lettura. Praticamente doveva essere Rayuela, non con 155 capitoli ma con 5 libri. Sfortunatamente, così non è stato.



Finzione, magazine   ---- - - -
© "   17 aprile 2013,


 

sabato 27 aprile 2013

El séptimo sello di Ignacio Echevarria

Ignacio Echevarria - 20/02/2011

El séptimo sello

Desde que murió tempranamente a los 50 años, en junio de 2003, la obra y la figura de Roberto Bolaño terminaron de cobrar la dimensión mítica y renovadora de la literatura latinoamericana que se insinuaba en sus últimos años de vida. No fue ajeno a eso la publicación póstuma de la monumental novela 2666, sobre los crímenes de Ciudad Juárez, que superó incluso el prestigio que le había otorgado Los detectives salvajes. Pero el baúl no quedaba vacío, y desde entonces se han publicado seis libros póstumos que reunían poesía, cuentos, novelas enteras, fragmentos diversos y artículos. Ahora sale Los sinsabores del verdadero policía (Anagrama), un policial dejado de lado a medida que se internaba más y más en el infierno de Ciudad Juárez. Ignacio Echevarría, editor de algunos de los más importantes inéditos, repasa esta extraña relación de Bolaño con la posteridad, de la que él mismo ya hablaba en vida.

  Es ya célebre la respuesta que dio Roberto Bolaño a Mónica Maristain cuando ésta, en la que pasa por ser la última entrevista concedida por Bolaño, le preguntó:

–¿Qué le despierta la palabra póstumo?

–Suena a nombre de gladiador romano. Un gladiador invicto. O al menos eso quiere ser el pobre Póstumo para darse valor.

El pitorreo evidente de la respuesta no debe llamar a engaño. Ese “pobre Póstumo” al que Bolaño alude es una plausible representación de sí mismo. O es al menos una plausible encarnación de la idea que Bolaño se hacía del escritor.


BOLAÑO Y POSTUMO

A una entrevista muy anterior, de 1999, corresponden las siguientes palabras, que cabe poner en relación con las citadas: “La literatura se parece mucho a las peleas de los samuráis; pero un samurái no pelea contra otro samurái: pelea contra un monstruo. Generalmente sabe, además, que va a ser derrotado. Tener el valor, sabiendo previamente que vas a ser derrotado, y salir a pelear: eso es la literatura”.

Habría mucho que decir sobre la naturaleza de ese monstruo. Pero sería un error identificarlo con la muerte simplemente, por mucho que también frente a ella esté condenado el escritor a ser derrotado.

A Bolaño parecía irritarlo –pero, ¿por qué tanto?– toda creencia en la inmortalidad de las obras literarias. Rodrigo Fresán cita un correo de Bolaño en el que éste le decía: “Yo no sé cómo hay escritores que aún creen en la inmortalidad literaria. Entiendo que haya quienes creen en la inmortalidad del alma, incluso puedo entender a los que creen en el Paraíso y el Infierno, y en esa estación intermedia y sobrecogedora que es el Purgatorio, pero cuando escucho a un escritor hablar de la inmortalidad de determinadas obras literarias me dan ganas de abofetearlo. No estoy hablando de pegarle sino de darle una sola bofetada y después, probablemente, abrazarlo y confortarlo”.

Ahora bien, la inmortalidad no equivale exactamente a la posteridad. Esta viene a ser una categoría mucho más relativa, más evaluable al fin y al cabo. ¿Y qué opinión le merecía la posteridad a Bolaño?

En 2666, en la parte de Archimboldi, se cuenta cómo el editor Bubis y sus colaboradores se burlan de los escritores que se revelan “dispuestos a usurpar cualquier reputación, con la certeza de que esto les proporcionaría una posteridad, cualquier posteridad”. La sola idea provoca “la risa de las correctoras y de los demás empleados de la editorial e incluso la sonrisa resignada de Bubis, pues nadie mejor que ellos sabía que la posteridad era un chiste de vodevil que sólo escuchaban los que estaban sentados en primera fila”.

¿Pensaría Bolaño que era él uno de los que estaban sentados en primera fila? Razones no le faltaban. Como sea, en otra de las entrevistas que concedió asegura que “aspirar a la posteridad es el mayor absurdo imaginable, son trabajos de amor perdidos, como diría Shakespeare”. Para añadir a continuación: “Pero precisamente por esto tiene también su lado hermoso...”.

Y es que Bolaño –y por aquí regresa el recuerdo del pobre Póstumo– sentía fascinación por el valor que manifiesta todo luchador dispuesto a enfrentarse con una fuerza que lo supera: “Yo soy de los que creen que el ser humano está condenado de antemano a la derrota, a la derrota sin apelaciones –declaraba en una entrevista del año 2003–, pero que hay que salir y dar la pelea; y darla, además, de la mejor forma posible, de cara y limpiamente, sin pedir cuartel (porque además no te lo darán) e intentar caer como un valiente, y que eso sea nuestra victoria”.

La idea del combate desigual, ya sea contra el tiempo, contra la muerte, contra el mal o contra cualquier otro monstruo invencible, obsesionaba a Bolaño, por lo que se ve. Lo cual invita a sospechar que su propio proyecto como escritor no podía permanecer indiferente a esta situación trágica.

La sospecha cobra entidad conforme se constata la importancia que en la obra de Bolaño tienen dos aspectos de orden muy distinto que a lo largo de toda ella se repiten con insistencia.

Por un lado, se halla la recurrencia del mito del escritor fugitivo, del escritor oculto, del escritor perdido cuyo rastro persiguen lectores, críticos, admiradores; un mito complementario del mito de los escritores olvidados que a Bolaño tanto le gusta inventariar.

martedì 9 aprile 2013

L'ultima conversazione, di Roberto Bolaño (SUR)









Angelo Ricci  - 31  maggio 2012


L'ultima conversazione, di Roberto Bolaño (SUR)



Ci sono storie che possono nascere solo nel continente latinoamericano. America Latina, luogo che porta in sé, come un peccato originale che intride le vite, le anime e i luoghi, l’orrore del genocidio perpetrato dai conquistadores, che lo hanno con violenza estrema svezzato a una barbarica alba di presunta civilizzazione.
Se l’America gringa, gli States, usurpa il ruolo di parte per il tutto, con la confluenza del suo immaginario paranoico e disneyano nell’intero immaginario occidentale, l’America Latina racconta se stessa costruendo una narrazione che, anche se sembra anelare a una via di fuga fantastica, in realtà investiga da sempre l’origine del sangue e dell’orrore che hanno permeato le fondamenta della sua scoperta da parte dell’Occidente.
Se c’è uno scrittore che ha rappresentato nella sua forma più completa questo sentire, comune a un intero continente, questi è stato Roberto Bolaño. Quante volte nelle sue opere si delinea la volontà quasi scientifica di pervenire a una autopsia della morte stessa, quante volte si sente il desiderio di analizzare la sopraffazione e la violenza, quante volte appare l’esigenza di raccontare con freddezza quello che non può essere raccontato.
Appare ora, per i tipi di SUR, L’ultima conversazione, una raccolta di interviste che Bolaño ha rilasciato nell’arco di cinque anni. Ed ecco che quelle stesse interviste non rappresentano solo il naturale backstage creativo dell’autore che si confronta con la letteratura e con la vita, ma sono porzione stessa della sua opera, trasfigurandosi in una sorta di prosecuzione della sua crudele narrazione, divenendo a loro volta, in quell’infinito gioco di specchi borgesiani e coincidenze junghiane che connettono i suoi scritti in un unicum narrativo, “la parte di Bolaño”. Una parte che ci mostra l’eroica freddezza di un autore che, non va mai dimenticato, scrisse sempre con accanto la presenza della morte, la sua, e che, nonostante questo (o forse, proprio per questo) ha saputo fondere la drammaticità della sua esistenza con la drammaticità di un intero continente.
L’ultima conversazione è un testo fondamentale per tutti i lettori che hanno amato e amano l’opera di questo grande scrittore cileno. Chi già lo conosce troverà spunti ed elementi per approfondire ancor di più l’incontro con i suoi scritti e chi invece si accosta solo ora ai suoi libri sarà stimolato ad approfondirne la conoscenza.
Un libro.
L’ultima conversazione, di Roberto Bolaño (SUR).


Notte di nebbia in pianura   ---- - - -
© Angelo Ricci